En esta tercera parte, Raskólnikov comienza a recuperarse de su enfremedad y se plantea varias veces confesar el crimen, pero finalmente, decide no hacerlo.
En cuanto a la boda de su hermana, Raskólnikov le dice a esta que si se casa con su prometido, no podrá volver a hablar con él nunca más. Es decir, le pide que elija entre el y Luzhin. Viendo esta situación, su madre y su hermana deciden juntar a ambos hombres con el fin de arreglar las cosas entre ellos.
Mientras tanto, Razumijin comienza a sentirse atraído por Dúnia. Un día, las mujeres reciben una carta de Luzhin en la que él les solicita una reunión en la que Raskólnikov no puede estar presente, pero Dúnia se lo cuenta a su hermano y le pide que asista a la reunión de todos modos. Mientras Raskólnikov esta con su madre y su hermana en casa, llega Sonia para invitar a nuestro protagonista al funeral de su padre.
Raskólnikov es consciente de que todos los que fueran clientes de la vieja usurera están siendo investigados, por lo que le pide a Razumijin que le acompañe a ver a Porfirio Petróvich, juez de instrucción para someterse a su interrogatorio. Durante el mismo, ambos comienzan una conversación sobre un artículo que había escrito el sospechoso hacía meses sobre la gente ordinaria y la extraordinaria, la cual, según él tenía derecho a matar para contribuir a un bien social. La diferencia entre ambos grupos, es que la gente ordinaria se siente culpable si comete un acto propio de una persona extraordinaria. Este artículo es el que hace sospechar al juez de Raskólnikov.
Raskólnikov es consciente de que todos los que fueran clientes de la vieja usurera están siendo investigados, por lo que le pide a Razumijin que le acompañe a ver a Porfirio Petróvich, juez de instrucción para someterse a su interrogatorio. Durante el mismo, ambos comienzan una conversación sobre un artículo que había escrito el sospechoso hacía meses sobre la gente ordinaria y la extraordinaria, la cual, según él tenía derecho a matar para contribuir a un bien social. La diferencia entre ambos grupos, es que la gente ordinaria se siente culpable si comete un acto propio de una persona extraordinaria. Este artículo es el que hace sospechar al juez de Raskólnikov.
Sandra Beiro Gión - 1º BACH B
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